Imitando la Caridad y Castidad de Cristo
Nota Pastoral Sobre el Ministerio para Aquellos que Experimentan Atracción al Mismo Sexo
Nota Pastoral Sobre el Ministerio para Aquellos que Experimentan Atracción al Mismo Sexo
Introducción del obispo auxiliar de Detroit, Gerard Battersby:
A partir del lanzamiento de Haz Llegar el Evangelio en Pentecostés de 2017, el arzobispo Vigneron ha escrito una serie de notas pastorales que amplían varias de las enseñanzas de la carta. Estas notas ofrecen orientación adicional para los fieles sobre temas relevantes a la cultura moderna y a la sociedad. Me complace compartir con ustedes la quinta de estas notas pastorales: Imitando la Castidad de Cristo —Nota Pastoral Sobre el Ministerio para Aquellos que Experimentan Atracción al Mismo Sexo.
En esta nueva nota pastoral, el arzobispo Vigneron afirma la enseñanza de la Iglesia en tres puntos importantes: 1) Jesucristo murió para salvar a todos, incluyendo a aquellos que experimentan atracción al mismo sexo, 2) todos los cristianos estamos llamados a amar a aquellos que experimentan atracción al mismo sexo y 3) aquellos que experimentan atracción al mismo sexo comparten la misión de toda la Iglesia de ser testigos de los frutos de la vida que se vive en comunión con Cristo.
Porque el amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron. Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Así que, en adelante ya no conocemos a nadie según la carne. Y si conocemos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así. Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo.
—2 Corintios 5:14-17
En el Sínodo 16, nosotros, el pueblo de Dios en la arquidiócesis de Detroit, escuchamos una llamada de clarín para que cada miembro de la Iglesia local experimente una conversión misionera: dándonos a nosotros mismos una vez más en corazón y alma a Cristo y comenzar nuevamente nuestra labor en Su misión. No puede haber espectadores. Todos los que somos Sus discípulos debemos recibir de nuevo Su mensaje, arrepentirnos otra vez y renovar nuestra confianza en Él como el camino, la verdad y la vida (cf. Juan 14:6). De esta manera, somos testigos de que Cristo murió y resucitó para salvarnos.
Como testigos proclamamos que Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, ama y ha muerto para salvar a toda la gente, incluyendo a aquellos que experimentan atracción al mismo sexo.
Todos nosotros, que llevamos el nombre de cristianos, tenemos la misión de amar a estas hermanas y hermanos nuestros, de proclamarles a ellos al Cristo crucificado y resucitado y de recibir de ellos la Buena Nueva de la acción salvífica de Dios en sus vidas.
Y aquellos entre nosotros que experimentan atracción al mismo sexo comparten la misión de toda la Iglesia de escuchar el Evangelio de Jesucristo, de poner la fe y la confianza en Él y de ser testigos de la belleza y bondad de vivir una vida como su nueva creación.
Estas tres afirmaciones que acabo de ofrecer, junto con la cita de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios constituyen el contexto de esta nota pastoral en el ministerio de la Iglesia a aquellos que experimentan atracción al mismo sexo. Al comenzar de esta manera, quiero enfatizar desde el principio la necesidad que tenemos de mirar primero hacia el Señor, y en las palabras de Hebreos 12:2 (siendo este mi propio lema episcopal), “fijemos la mirada en Jesús”.
También quiero resaltar la importancia de la comunión —el lazo de caridad— que compartimos con él y con cada uno de nosotros. A medida que continuamos haciendo llegar el Evangelio aquí en la arquidiócesis de Detroit, quiero enfatizar especialmente la misión que compartimos de proclamar entre nosotros y al mundo la Buena Nueva de la enseñanza de Cristo sobre la sexualidad humana. Esta nota pastoral es resultado de mi carta pastoral Haz Llegar el Evangelio, específicamente del Pasos para la Acción 3.3 B.2, que es un llamado al fortalecimiento de nuestro ministerio a aquellos que experimentan atracción al mismo sexo, para que cada una de estas hermanas y hermanos nuestros “encuentren apoyo para crecer como personas en la virtud de la castidad como la de Cristo”.
Nuestro enfoque en Cristo y en la misión que él nos ha encomendado es esencial por varias razones. En primer lugar, en una época en donde a muchos se les ha condicionado a pensar en la Iglesia católica en términos de lo que ella está en contra, debemos insistir en la verdad de que el Evangelio trata primero y fundamentalmente del “sí” de Dios a amarnos y salvarnos y de nuestro llamado a responderle con un “sí” a cambio. De manera particular es importante insistir en esta verdad cuando hablamos de la enseñanza de la Iglesia sobre sexualidad humana y quizás, más aún en la actualidad cuando hablamos sobre la enseñanza de la Iglesia en cuanto a la homosexualidad.
La enseñanza de Cristo que se expresa en y a través de su Iglesia es frecuentemente criticada y denunciada como una forma simple de condenación. Pero realmente es la Buena Nueva. Trae consigo verdadera libertad, sanación, paz y alegría, incluso en esta vida, y brinda la realización completa de estas bendiciones en la vida eterna que está por venir.
Más aún, las personas que experimentan atracción al mismo sexo necesitan y merecen conocer el amor inconmensurable, insuperable e invencible que Cristo tiene por ellas. Y su derecho a escuchar esta Buena Nueva implica el deber correspondiente por parte de toda la Iglesia de que esta se les proclame con palabras y acciones.
Al responder con un “sí” al amor de Cristo y al llamado a vivir en su amor, aquellos que experimentan atracción al mismo sexo dan testimonio de la bondad de Dios por medio de la fidelidad de sus vidas al hacer su proclamación hablada.
En segundo lugar, nuestro enfoque en Cristo es esencial porque estamos llamados a imitar su castidad, tal como lo mencioné en Haz Llegar el Evangelio. La humanidad de Jesús inspira, fortalece y nos da el ejemplo para nuestra propia vida como su nueva creación, los amados hijos e hijas de Dios. Esto incluye que vivamos la virtud de la castidad.
La sexualidad humana es un hermoso y poderoso regalo de Dios. Al considerar el sexo como un hermoso regalo, afirmamos su bondad fundamental y negamos cualquier intento de caracterizar la enseñanza de Jesús como una enseñanza “en contra del sexo”. Al reconocer que el sexo es un regalo poderoso, reconocemos que el sexo tiene el poder de crear vida y de destruirla. Si lo mantenemos dentro del plan de Dios, el sexo trae consigo a una nueva generación de familia humana y también une a los esposos de una forma más estrecha dentro del lazo matrimonial. Cuando las personas abusan de este regalo de Dios y lo usan simplemente por placer o por cualquier otro propósito que no pertenece al plan de Dios, viene consecuentemente la destrucción de la vida. Esto es cierto siempre en la vida de gracia de uno, pero frecuentemente es cierto también en la vida física de uno.
La sabiduría de la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad humana proviene de varias fuentes: de las Sagradas Escrituras y de la Tradición, de la sabiduría natural y de las ciencias humanas y de los miles de años de experiencia humana vivida. Esta dimensión de la Buena Nueva viene a nosotros por revelación, pero también es alcanzable por medio de la razón humana. Jesucristo es la verdad, no solamente una verdad. La verdad es una y Cristo es el Señor de la fe y de la razón.
En tercer lugar, nos enfocamos en Cristo porque la situación de hoy en día no apunta fácilmente hacia una solución natural, sino que requiere de una solución sobrenatural. Nuestra sociedad en cuanto a sus leyes, actitudes y prácticas, ha aceptado opiniones y maneras de vida que están fuera de sintonía, y son a menudo opuestas a lo que sabemos, por medio de la fe y de la razón, son las verdades concernientes a la sexualidad humana.
Muchas cosas han cambiado en nuestra sociedad y algunos de esos cambios han sucedido con una velocidad asombrosa. La revolución sexual de los años sesenta cambió de manera drástica la forma de vida que conocieron nuestros padres y abuelos. En solo un par de generaciones, la actitud de la gente hacia el sexo, el matrimonio y la familia ha cambiado dramáticamente. Millones de abortos, el uso casi generalizado de métodos anticonceptivos, el sexo antes del matrimonio y la unión libre desenfrenados, el divorcio sin causa, el uso extendido de tecnologías reproductivas moralmente ilícitas, la introducción y proliferación de material sexual explícito en los principales medios de comunicación y la promoción de la homosexualidad como algo completamente igual a la heterosexualidad, son prácticas todas ellas consecuencia de la revolución sexual, en donde una ha seguido a la otra en rápida sucesión durante los últimos sesenta años.
Estas prácticas y las actitudes que traen consigo se han ido reforzando mutuamente. Necesitamos que el poder de Cristo traiga arrepentimiento, conversión y sanación a un mundo en el que se le ha dado rienda suelta al pecado. Por lo tanto, de manera apropiada, nuestro enfoque permanece fijo en Jesucristo y en su poder para salvarnos, pues todos somos pecadores y necesitamos su amor y misericordia.
Para que Cristo nos salve, debemos de vivir en comunión con él y con cada uno de nosotros. Este es el significado de nuestra vida entera en la Iglesia. También es el significado de la Sagrada Eucaristía que celebramos los domingos. El sacrifico de la misa y el sacramento de la Sagrada Comunión nos unen a Cristo y a unos con otros. Y la fuerza que une nuestra comunión es amor o caridad. La Eucaristía es el sacramento de la caridad y el compartirla nos llena del amor y del poder de Cristo. Estamos equipados para ser santos, para vivir todas las virtudes que Cristo nos dio con su ejemplo, incluyendo la virtud de la castidad.
Lo que acabo de mencionar son algunos de los principios fundamentales que le dan forma a nuestro ministerio a aquellos que experimentan atracción al mismo sexo aquí en la arquidiócesis de Detroit. Para obtener información más completa sobre este tema, les pido que lean el documento de 2007 de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos titulado Ministerio a las personas con inclinación homosexual: Directrices para la atención pastoral. Mi nota pastoral toma en cuenta lo que se enseña en este documento que se publicó con anterioridad y es más completo.
Esta nota pastoral, sin embargo, no solo reitera la enseñanza del pasado, sino también ve hacia el futuro. Haz Llegar el Evangelio nos invita a evaluar lo que estamos haciendo para servir a nuestras hermanas y hermanos que experimentan atracción al mismo sexo y a asegurar que nuestro ministerio futuro provee de manera óptima verdadera ayuda y atención. Nuestro amor por estos miembros del Cuerpo de Cristo y de toda la comunidad debe expresarse en la acción pastoral.
Con ese fin, en un espíritu de colaboración y consulta, he comenzado y continuaré realizando una revisión y evaluación de nuestras prácticas ministeriales actuales aquí en la arquidiócesis de Detroit. Como su pastor líder, tengo la solemne responsabilidad de asegurar que toda la atención pastoral que se ofrece en nuestra Iglesia local está en completa armonía con la verdad del Evangelio y motivada por el amor de Cristo. La salvación y el bienestar de nuestras hermanas y hermanos que experimentan atracción al mismo sexo está en riesgo, así como también lo está nuestra salvación como ministros del Evangelio. No podemos darnos el lujo de arriesgarnos a guiar de forma incorrecta a las personas y alejarlos del “camino que lleva a la vida” (Mateo 7:14) o alejarnos de ese camino nosotros mismos al ser infieles a la verdad y la vida que Cristo nos ha revelado.
Por favor oren por todos los que estarán involucrados o serán afectados por los esfuerzos de renovar nuestro ministerio en esta área crítica. Oren por aquellos que experimentan atracción al mismo sexo y desean vivir la castidad de Cristo, para que tengan fuerza y alegría incluso en medio de la lucha. Oren también por aquellos que experimentan atracción al mismo sexo y no ven la verdad y la bondad del llamado que Cristo les hace, para que puedan arrepentirse y convertirse para recibir sanación y paz.
Oren por mí y por todos aquellos que se esfuerzan para compartir el amor de Cristo y la verdad salvífica del Evangelio con estas hermanas y hermanos nuestros, para que seamos fieles en demostrar que una vida de caridad y castidad es realmente la mejor vida, la única vida que vale la pena vivir.
Y oremos unos por otros, para que podamos “arrepentirnos y creer en el Evangelio” (Marcos 1:15), para que conozcamos y hagamos la voluntad de Dios en todo momento y para que al seguir a Cristo por medio de la inspiración de su Espíritu Santo podamos heredar la vida que nuestro Padre celestial ha preparado para nosotros.
Sinceramente suyo en Cristo,
El Reverendísimo Allen H. Vigneron
Arzobispo de Detroit
El arzobispo Vigneron hace un llamado a nuestra Iglesia local para renovar y reforzar su ministerio a aquellos que experimentan atracción al mismo sexo, y su intención con esta nota pastoral es ayudar a que esta renovación suceda. Aunque la revisión y evaluación continuará, me gustaría compartir con ustedes algunos de los recursos existentes que pueden ser útiles para nuestros hermanos y hermanas que experimentan atracción al mismo sexo y para sus familiares y amigos:
Es nuestra sincera creencia religiosa y convicción anunciar la belleza de la enseñanza perene de nuestra Iglesia sobre la castidad y la sexualidad, a pesar de algunos retos de una cultura que ahorase encuentra fuertemente influenciada por el secularismo.
Así, el arzobispo Vigneron afirma en esta nota que la enseñanza de Cristo “trae consigo verdadera libertad, sanación, paz y alegría, incluso en esta vida, y brinda la realización completa de estas gracias en la vida eterna que está por venir”. La carta de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) de 2007 reitera que es el deber sagrado del clero, desde el púlpito y en catequesis, compartir esta enseñanza en su totalidad. Reconociendo que esta enseñanza es a menudo malentendida y encuentra resistencia, vamos a desarrollar recursos en el curso de los próximos meses para ayudar a nuestros pastores en este rol tan importante. La nota del arzobispo Vigneron es un paso en esta dirección.
Por favor, unámonos en oración por todos los fieles, especialmente por aquellos de nuestros hermanos y hermanas que experimentan atracción al mismo sexo, para que conozcan y se sientan motivados por el amor de Cristo.
Sinceramente suyo en Cristo,
Reverendísimo Gerard Battersby
Obispo Auxiliar de Detroit